By Grupo WorkandLife on Lunes, 13 Enero 2020
Category: WorkandLife

te escucho, y quiero saber cómo te sientes

Ponerse a la altura del niño cuando hablas con él puede marcar la diferencia. ¿Alguna vez te has parado a pensar qué siente un niño cuando le hablamos desde nuestro “mundo de gigantes”? 

Muchas veces hacemos preguntas automáticas del tipo “qué tal te ha ido hoy en la Escuela” o “¿Lo has pasado bien?” mientras vamos caminando, prestando atención a lo que sucede en la calle, pensando en la lista de la compra o incluso conduciendo. ¿Sienten que realmente nos interesa su respuesta o más bien les suena a pregunta retórica?
Ha llegado la hora de practicar la Escucha activa, de dirigirnos a la infancia con la empatía suficiente para que nuestros niños se sientan realmente escuchados y fomentar vínculos afectivos en la familia.

 La escucha activa es una técnica de comunicación humana que comprende una serie de comportamientos y actitudes que preparan al receptor a escuchar, a concentrarse en la persona que habla y a mostrar respeto y disponibilidad hacia la persona que habla, así como interés por sus emociones y sentimientos. Aplicarla con nuestros niños es muy sencillo, pero a veces la obviamos porque vivimos en una sociedad adulto centrista en la que además siempre tenemos prisa.

¿Y si paramos y conectamos?
Basta con que nos tomemos un tiempo calmado a la hora de hablar con nuestros hijos, busquemos esa conexión emocional agachándonos cuando queremos dirigirnos al niño.

La prueba más evidente de que estamos escuchando con toda nuestra atención es el contacto visual, por esta razón, cuando colocamos nuestros ojos a la misma altura es como si estuviéramos “mirando hacia dentro”, trasmitiendo el mensaje de “te escucho, y quiero saber cómo te sientes”, lo que aporta seguridad al niño y potencia su sentido de pertenencia a la familia, tan importante en los primeros años de vida.

Además, cuando interiorizamos hablar así a nuestros niños, ellos lo grabarán como modelo de comunicación basada en el respeto y crecerán como adultos seguros de sí mismos, teniendo muy claros sus valores, fomentando también la comunicación no violenta.

 

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